Fecha: 20-10-2020
Conducir en los meses más fríos del año requiere tomar una serie de precauciones, ya que fenómenos como la lluvia, la nieve, el hielo y el viento obligan a modificar ciertos aspectos de la conducción.
Antes de salir de viaje te proponemos que hagas lo siguiente:
Infórmate sobre el tiempo: en invierno, informarse sobre las condiciones meteorológicas y la situación de las carreteras nos evitará quebraderos de cabeza a la hora de ponernos al volante.
Una vez en la carretera hay que reducir la velocidad de conducción para estar prevenidos ante la aparición de hielo, lluvia, nieve y viento. Conducir algo más despacio evitará reacciones bruscas al volante y nos ayudará a mantener nuestra seguridad.
Asegúrate de crear un buen ambiente en el interior del vehículo para no sentir frío o calor excesivo. Comprueba que el sistema de climatización funciona correctamente.
Asegúrate de que cuentas con un alumbrado correcto, ya que las horas de sol se reducen y es normal encontrarse con días de niebla y baja visibilidad. Las luces de cruce y cortas deben estar en perfecto estado para conducir en días oscuros.
Revisa el estado de los cristales para corregir cualquier rotura; aunque se trate de una pequeña grieta, los días de helada pueden desembocar en una luna rota, por lo que poner soluciones tempranas pueden ahorrarnos un problema mayor.
Realiza un chequeo completo de los frenos y los amortiguadores, así como las bujías y los limpiaparabrisas, esenciales en días de lluvia y nieve.
Comprueba los neumáticos, no está de más plantearse un cambio y optar por un producto que se adapte a cualquier situación meteorológica, sea la que sea. Ya que, aunque muy pocos lo saben, solemos ir equipados con neumáticos de verano que, cuando el suelo está frío, degradan sus prestaciones (necesitamos mucha más distancia para frenar) y en caso de nieve o hielo siempre necesitaremos incorporarles cadenas para poder movernos.
Buen viaje.