Una historia de valientes

UNA HISTORIA DE VALIENTES, con privilegios 

La entrada a El Valle de tena la localizamos en el estrecho de Santa Elena (son los restos de una antigua morrena glaciar), popularmente llamado por los lugareños “zoque”

Excavada por las aguas del río Gállego entre las sierras de Telera y Tendeñera. Es uno de los enclaves religiosos más destacados de la comarca aragonesa del Alto Gállego y está dedicado a Elena de Constantinopla, santa patrona de la Tierra de Biescas y de todo el Valle de Tena.

El Valle tenía una entidad política aparte del reino de Aragón durante el mandado de Sancho III en el siglo XI.


En aquel entonces no existían pueblos tal y como los conocemos ahora, sino agrupaciones de pardinas o vicos reunidos en torno a una o varias iglesias.

En PANTICOSA existían dos núcleos diferenciados; el vico de San Salvador y el vico de Santa María. Los dos tenían entidad propia, con administración y finanzas independientes. Hoy en día todavía son perceptibles los dos.

En SALLENT DE GALLEGO existían vicos o barrios como Casadios, Zarratiecho, el Paco, etc.

Desde la Edad Media el Valle estaba gobernado por un concejo que representaba a los diversos lugares existentes a modo de pequeño parlamento. Llamada en el siglo XV La Hermandad de Tena y posteriormente la Junta General del Val de Tena, que se mantuvieron vigentes hasta 1836 y que estaba presidida por un Justicia.

En aquel entonces el Val de Tena estaba formado por doce lugares agrupados en tres Quiñones; Panticosa (Panticosa, Hoz, El Pueyo y Exena, desaparecida en el siglo XVI), Sallent de Gallego (Sallente y Lanuza) y La Partacua (Tramacastilla, Piedrafita, Sandinies, Saqués, Bubal con Polituara , los anejos de la Casa de Artosa y la Pardina de Estarluengo de ubicación desconocida).

La ARTOSA se encuentra hoy en día inundada por el pantano de Bubal y todavía se pueden observar alguna de sus casas en ruinas cuando baja el nivel de las aguas.

El símbolo de la unión y organización de los tres quiñones y donde se guardaba la documentación y privilegios del Valle es el Arca de los Priviligios.

El Arca disponía de triple cerradura y cada quiñón disponía de una de las llaves y solo podía ser abierta mancomunadamente.

Arca de Los Privilegios que todavía se conserva hoy en día en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Panticosa.

En 1386 Pedro IV, en atención a los servicios que prestan los tensinos defendiendo las fronteras del reino contra invasiones de gascones, ingleses y otros incómodos convecinos que los depredan, invaden y maltratan, les confirma en sus derechos y ordena a los funcionarios reales que dejen de molestarlos y no les exijan exacciones ilegales de sus ganancias.

Desde 1300 a 1391 los documentos reflejan la constante lucha de los tensinos contra las invasiones procedentes de ultrapuertos, así como los esfuerzos de los monarcas por contentarlos y, mediante concesiones de privilegios, exenciones y recompensas, evitar que tan esforzados defensores de las fronteras aragonesas emigraran a otros lugares.

En 1390 se registró una invasión especialmente grave del alto valle del Gallego y la entrada de gentes armadas extrajeras que llegaron a destruir totalmente Biescas. En 1391 se produce otra invasión a cargo del capitán de Lourdes con Bigorreses que ocuparon el valle de Tena e infligieron cuantos daños y perjuicios pudieron. Juan I recuerda los buenos servicios que desde tiempo de sus antepasados habían prestado los tensinos en la defensa de las frontera y ordena al capitán de las montañas de jaca, Gonzalo Forcén de Bernales que erija una empalizada en la frontera para impedir la entrada de los invasores.

Los montañeses, buenos conocedores del difícil terreno pirenaico, excelentes cazadores y, por tanto, bien armados de ballestas y lanzas, y fieles hasta la muerte a su rey y señor, constituían para los monarcas aragoneses una garantía de defensa de las fronteras del reino. Por ello los sucesivos reyes les compensaron de los daños y perjuicios recibidos en su servicio, con exenciones de impuestos entre otros.

Los tensinos utilizaban el argumento de la despoblación como chantaje contra el rey, a quien sabían sensible a esta amenaza.

Por poner un ejemplo de alguno de los privilegios de los que utilizaban los tensinos, cuando iban a salir de viaje, bien con sus ganados o con sus mercaderías, solicitaban al justicia o  notario del valle que les expidiera una copia legalizada de este privilegio, para poder exhibirlo ante los recaudadores de los impuesto de que estaban exentos, especialmente los de paso, pontaje, y peaje, a quienes se fueran encontrando en el camino. Son frecuentes en los protocolos tensinos las notas abreviadas de expedición de certificados de “la franqueza de Tena” para el transporte de mercancías o bajada de ganados a tierra llana.

Un privilegio curioso y singular es el otorgado por el infante Juan, hijo de Pedro IV, por el que permite a los tensinos importar vino de donde quisieran y pudieran, teniendo en cuenta que “la val de Tena está situada en los extremos del Reino de Aragón, es muy estéril y en territorio no crecen las vides y tampoco se produce vino, que solo pueden obtener sus habitantes con gran trabajo y mochos gastos. Por ese privilegio el infarte deroga otras órdenes o normas dadas en sentido contrario, a fin de garantizar a los tensinos el suministro de vino, que entonces, por su aporte calórico, constituía un elemento importantísimo en la dieta de los montañeses.
Como curiosidad en El Pueyo se celebraba un mercado cada dos miércoles a partir del mes de marzo. También existía un privilegio como garantía de protección real a quienes acudían al mismo, y decía que estaban excluidos los falsificadores de moneda, sodomitas, bandoleros, ladrones y reos de crímenes de lesa majestad. La protección real se extendía a que los concurrentes al mercado no pudieran ser prendados, detenido o capturados.

El mercado estaba ubicado en el vértice de la Y que forman el Gállego y el Caldarés, atravesado por el camino real y, por tanto, de fácil acceso para todos los tensitos y forasteros. Dicen los documentos que debió tener poca vida, ya que no aparece mencionado en la documentación del siglo XV y siglos sucesivos. Quizás se apagó con la peste negra o fue arrollado por el de Biescas. 
Texto: Documentos del Valle de Tena 1291-1398, archivo de Casa Lucas por Manuel Gómez de Valenzuela.

La fisonomía del Valle cambio totalmente con la  construcción del Embalse de Búbal , también llamado Pantano de Bubal, que recoge las aguas del río Gállego, afluente del Ebro, además de las de otros pequeños arroyos y torrentes descendientes de las montañas del valle, como el Caldarés o el Lana Mayor. Su presa fue inaugurada en 1971 y permite embalsar una capacidad total de 64,26 hm³ de agua. Con su construcción quedaron anegadas 234 hectáreas de terreno dedicadas principalmente a pastos.

Esto supuso la desaparición y expropiación de algunos pueblos como Bubal,  Saques , Polituara  y los caseríos de Lartosa inundado totalmente. En el Pueyo de Jaca se mantuvieron un puñado de vecinos  hasta su reversión a los antiguos propietarios.

Polituara, Bubal y Saques  con  el Caserio de  La Artosa estaban emplazados en la ruta hacia Francia , formando parte  del   Camino Real que recorría de norte a sur todo el Valle de Tena,  Alguno de ellos como Polituara  fue siempre lugar de paso, de fondas y comercios, donde los viajeros esperaban subir a lo alto del valle, sobre todo en invierno por las inclemencias meteorológicas.Estos pueblos ya han revertido a sus antiguos propietarios para su reconstrucción.

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